Organizar una mudanza con cabeza (IV): Consejos para evitar nervios y lesiones

Por pepecar.com

Cuando nos planteamos realizar un traslado por nuestra cuenta, pensamos en el material que necesitaremos, en las cosas que llevaremos, en cómo organizar una mudanza, en qué tamaño de furgoneta elegir según el tipo de mudanza, en conseguir material para el embalaje, etc. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de un aspecto importante: cómo afectará a nuestra salud la mudanza.

Por eso hoy, en nuestra sección dedicada a las mudanzas y traslados, queremos dedicar un capítulo a dar diferentes consejos para que nuestro cuerpo y mente no sufran menoscabo alguno: desde planearla con antelación para evitar nervios hasta distribuir el peso de forma adecuada.

Cuando ponemos en marcha una mudanza, y más si lo hacemos por nuestra cuenta, tendremos que ser muy previsores y organizados para evitar que surjan situaciones de estrés. Recordemos que los nervios no son buenos compañeros y pueden derivar en situaciones de tensión, discusiones e incluso extravío de objetos.

Para evitar los nervios conviene que organicemos todo con tiempo, nada de dejarlo para los últimos dos días. Por eso es muy recomendable comenzar desde temprano a embalar aquellos objetos que no vamos a utilizar a corto plazo, por ejemplo la ropa de otras temporadas, electrodomésticos de uso ocasional, juguetes, etc. También conviene que el día del traslado dejemos a los niños con algún familiar o amigo para evitar que estén por el medio armando jaleo.

Otra recomendación es aquilar la furgoneta con tiempo. Si nos la aseguramos desde el primer momento además de evitar posibles agobios en caso de que, por cualquier causa, nuestra oficina de alquiler no tenga disponibilidad, lo que está claro es que cuanto antes reservemos más barato nos costará. Así que recuerda adelantarte en aspectos organizativos para que, llegado el día, todo sea mucho más fácil.

Otro aspecto importante es el de las lesiones. No debemos olvidar que si vamos a realizar el traslado íntegro nosotros mismos realizaremos un gran esfuerzo en poco tiempo, y además estaremos levantando peso de forma continuada, una de las peores cosas para nuestra espalda. Por eso la primera recomendación pasa por no cargar las cajas con más peso del que podamos levantar y poner en el fondo de la caja los objetos más pesados y encima los más ligeros.

Elegir bien el tamaño de las cajas en función de los objetos que vamos a guardar en ellos también es importante. Por ejemplo, los libros, que son siempre una de las cargas más pesadas, deberemos guardarlos en cajas pequeñas, mientras que las grandes las destinaremos a carga que hace bulto pero es más liviana, como la ropa. Es importante también que, si tenemos que bajar escaleras, no elijamos cajas demasiado altas que al cargarlas nos tapen la visión ¡No querrás bajar rodando varios pisos!

Es necesario que tengamos clara cuál es la manera adecuada de levantar peso: flexionando las rodillas y manteniendo la espalda recta. Nada de agacharse de golpe doblándonos en “ele” para tirar del bulto con todas nuestras fuerzas, pues puede ocurrir que nos dé un tirón y no nos podamos levantar más durante los próximos días. También es importante que si vamos a cargar peso sobre hombros y espalda distribuyamos bien la carga para evitar contracturas musculares.

Por último, pero no por ello menos importante, recuerda embalar adecuadamente aquellos objetos punzantes, cortantes o frágiles. No es buena idea, por ejemplo, meter los cuchillos de cocina en una bolsa de plástico, por razones que todos podéis llegar a adivinar, pues a la mínima la bolsa se rasgará y podemos cortarnos. También debemos tener cuidado con objetos de cristal o vidrio, si se nos rompen mientras los cargamos pueden herirnos considerablemente.