Almagro, cuna mundial del teatro, monumental y gastronómica

Por marina pepecar

Pepecar en Almagro

Acompañadme a una de mis ciudades favoritas de todo el mundo mundial: Almagro. Para quien no tenga la fortuna de conocer la antigua capital del Campo de Calatrava, os diré que aquí no hay tiempo de aburrirse y que nos vamos a pegar un pedazo de escapada de las antológicas.

Siempre que tengo un hueco y no se me ocurre a dónde ir, aprovecho para hacer una escapadita a Almagro, que se encuentra sólo a unas dos horas de la capital. Me hago con el alquiler de un coche en Madrid y tiro millas. Es una escapada que os recomiendo mucho si os encontráis por los Madriles, o si estáis en Toledo o Ciudad Real. ¡Un viajecito en coche y nos ponemos  morados a berenjenas de Almagro!

No sólo berenjenas, que aquí la gastronomía es un auténtico lujo. En cualquiera de sus muchos bares y restaurantes, en su Plaza Mayor (una maravilla de inspiración flamenca), en el Parador o en cualquiera de sus calles, tenéis buenos platos que inspirarán al más pintado. Yo me pongo como el Quico: Migas manchegas, gachas, pisto con huevo, perdiz escabechada… ¡ay, madre, qué festín!

Sabores de Almagro

No me extraña que Lope de Vega y las mejores plumas del Siglo de Oro eligieran esta preciosa villa para estrenar sus mejores obras teatrales. ¡Menudo ambientazo debía haber por aquellos tiempos! Hoy Almagro sigue siendo la cuna mundial del teatro y así lo confirman su fantástico Festival Internacional de Teatro Clásico y la magnífica restauración de su Corral de Comedias.

Monumenos a porrillo y dejad que me ponga un poco cultureta. Almagro fue la caña de España y tanta actividad comercial hubo en sus calles, que en el pueblo se instalaron hasta los mayores banqueros del siglo XV, los Fugger. Eso contribuyó a que la villa creciera como la espuma y fuera la sede de las mayores reuniones de los maestres de la Orden de Calatrava. Todas las órdenes religiosas decidieron tener sede en Almagro (jesuitas, carmelitas, franciscanos, agustinos, capuchinos…) en fin, que la ciudad llegó a tener más conventos que habitantes.

Me queda mucho por contaros de Almagro, pero ya si eso me acompañáis en otra escapadita en coche de alquiler y nos lo pasamos en grande.

Fotos en CC: Wikimmedia Commons/Carlos DelgadoFlickr/M. Martin Vicente