Adictos al tuning

Por pepecar.com

Cuando hablamos de coches tuneados, la mayoría nos formamos una idea muy preconcebida que nos devuelve la imagen de un quasi-adolescente, con gorra y sudadera, gafas con cristales espejados y zapatillas deportivas enormes y caras. A la vez, en ese mismo ejercicio de imaginación, elaboramos mentalmente el prototipo de su vehículo: Desquiciante e inmenso tubo de escape, luces de neón, llantas a lo bestia, alerones, equipo de música con 16 altavoces y sin asiento de atrás, supuestamente para aligerar peso.

Sin embargo y aunque esa podría ser la radiografía de un muchacho ‘enamorado’ hasta las trancas de su BMW serie 1, comprado antes de la crisis, lo cierto es que nos llevaríamos una enorme sorpresa si analizáramos el perfil del auténtico adicto al tuning.

Hablamos de modelazos de vehículos y de cantidades ingentes de dinero, invertidas en adaptar el vehículo megamillonario a una visión muy personal y excluva. Es el tuning de clásicos y de alta gama, con marcas como Porsche, Mercedes, Bugatti, Lamborghini o Ferrari. Una locura que alcanza precios con tantos ceros que la cifra casi resulta imposible de pronunciar.

El resultado nos trae coches ‘personificados’ hasta el extremo, con un nuevo diseño que los aleja de su imagen original y los hace vagamente reconocibles, en una vorágine transformadora que no sólo trata de piezas anexionadas, sino que incluye además el trabajo de auténticos escultores de la espuma y el modelado.ç

Es una afición cada vez más extendida, que cuenta incluso con sus propios salones, encuentros y escaparates en el que mostrar tanto novedades como el resultado de esos costosos cambios de apariencia, más allá del concepto de chapa y pintura.

Buceando por la red nos hemos encontrado un divertido video de un mítico programa de humor de Antena 3 TV, Homozaping, en el que se parodia esta fiebre tomando como ejemplo el Papamóvil.

 

Imágenes en Creative Commons or Public Domain: Flickr/Kecko