Parece que fue ayer, pero ya han pasado casi 40 años desde que muchos niños de las navidades de 1974 aprendiéramos a hacer nuestros pinitos al volante. Era la autoescuela más divertida y especial del mundo y los profesores más cariñosos y disparatados; tanto que sus lecciones se han quedado grabadas en la memoria colectiva de varias generaciones.
El gran Fofó, el de los Payasos de la Tele, nos llevaba de paseo En el coche de papá. Todos sentados frente a un volante imaginario, cantábamos como locos, mientras intentábamos mantener la atención bien puesta sobre aquella carretera llena de curvas, baches y semáforos que cambiaban de color: ¡Rojo, amarillo y… Verde!
Era la televisión en blanco y negro de una España que aún no había comenzado siquiera a transitar hacia la democracia, pero los niños de todo el país se arrebujaban por las tardes frente al televisor, ajenos a aquella realidad y dispuestos a pasar un buen rato con Gaby, Fofó y Miliki. Fueron muchas las canciones que nos enseñaron, pero la del ‘Coche de Papá’ fue la estrella en todas aquellas excursiones que realizábamos en autobús, por los campings de Icona, con nuestro bocadillo de tortilla en la mochila, cuando aún no existían las latas de refresco.
Después de darle la lata al conductor con la retahíla sobre cómo ser un conductor de primera, nos llegaba la euforia de la mano de esta simpática canción que cayó en gracia a toda la chiquillería de entoces y que seguimos cantando a los pequeños cuatro décadas después. Para todos los que siguen cantando en las excursiones en automóvil: En el coche de papá.
Imagen en Creative Commons: Flick/Marion Doss