Uno de los aspectos que más mella hizo en mi memoria mientras tomaba clases prácticas para sacarme el carné de conducir fue el de los vicios que el conductor va adoptando con el tiempo frente al volante. Mi profesor, que era un tío tan simpático como descarado, nos regañaba amablemente cuando alguno de los conductores en prácticas despegábamos una mano del volante para dejarla reposar sobre la palanca de cambios, sacábamos un codo por la ventanilla al más puro estilo taxista, o ignorábamos alegremente una señal de stop por considerarla, en base a la visibilidad, un ceda el paso. No sé si fue su modo de expresarlo, la ironía de sus palabras o que ciertamente le teníamos como un amigo, lo que hizo que esa lección no se borrara nunca de mi mente.
Según contaba, con el tiempo la gente va descuidando determinados aspectos a la hora de conducir e incurre en una serie de malas prácticas que, por repetición, derivan en vicios. Sirva de ejemplo los dos primeros casos que he mencionado anteriormente y cuyas consecuencias son despegar de modo inapropiado las manos del volante, algo que retrasaría nuestra reacción en caso de que el vehículo se descontrolara por cualquier causa. Además, ejercer una presión constante sobre la palanca de cambios deriva en avería o en un mal funcionamiento. Fumar, comer o hablar por el móvil también nos despegan peligrosamente de los mandos de control del vehículo.
Otra práctica tan habitual como peligrosa es la de pensar que stop y ceda el paso son exactamente lo mismo. Creo que no he conocido a nadie que se pare del todo frente a una señal de stop si tiene visibilidad y aprecia que no viene nadie. Con lo que muchos no cuentan es con vías de acceso “ocultas”, como incorporaciones desde caminos rurales que no se aprecian con facilidad o salidas de viviendas particulares en carreteras comarcales.
Vicio horrible donde los haya es ese de ir pegado al coche de delante, sobre todo porque no sólo arriesgamos la seguridad en caso de frenazo brusco, sino porque ponemos de los nervios al conductor que nos precede, lo que incrementan las posibilidades de sufrir un percance. No respetar la distancia de seguridad o ir “achuchando” es uno de los vicios más reprochables y menos tolerados. Si eres de los que a veces lo practica, ten en cuenta que el de delante se estará acordando de algún familiar tuyo.
Finalmente, me gustaría referirme a esa suerte de práctica morbosa que es la de aminorar la marcha para cotillear cuando se pasa al lado de un vehículo que ha sufrido un accidente. Al margen de que la distracción puede derivar en un nuevo siniestro por nuestra parte, ya que apartamos la vista de la calzada que, por cierto, puede estar llena de fragmentos o piezas a causa de la anterior colisión, además provocamos un fantástico atasco que, unos kilómetros más para atrás deriva en retenciones. Así que ya lo sabes, no seas morboso y no asomes la cabeza. Si además, al final nunca se ve nada…
Si se eliminan poco a poco algunos de estos vicios, así como otros muchos que ya son personales de cada uno, no cabe duda de que estaremos mucho más cerca de aquello que ha venido a llamarse “el arte de conducir”. ¿Y tú? ¿Qué vicio tienes al volante?
Vía: Igooh
Imagen: MorgueFile