A muchas mujeres les parece molesto e incluso peligroso el uso del cinturón de seguridad durante el embarazo. El temor de muchas de ellas sobreviene del pensamiento de que, en caso de accidente, el artilugio acabará comprimiendo el abdomen y dañando la vida de su futuro bebé. Sin embargo nada está más lejos de la realidad, siempre y cuando el cinturón se use del modo conveniente.
Según las estadísticas, los accidentes de tráfico son la principal causa de aborto de orígen traumático y, en la mayoría de esos casos, la embarazada no utilizaba ninguna medida de protección. De hecho, el propio RACE (Real Club Autovolista de España) ha señalado que en este país, hasta 700 niños al año no llegan a nacer debido a accidentes de tráfico; al margen de otro tipo de problemas, como partos prematuros o lesiones de otra índole.
El uso del cinturón durante el embarazo comporta más beneficios que riesgos. Lo cierto es que estos últimpo podrían sobrevenir por una mala colocación, que propiciara algún daño por el efecto de contención que la cinta pudiese realizar sobre el abdomen. No obstante los traumatismos podrían ser muchísimo mayores en caso de no ir adecuadamente protegidas.
Para un uso efectivo y menos molesto del cinturón de seguridad, la embarazada debe poner la correa inferior por debajo del abdomen y por encima de la cadera. Mientras, la correa superior debe ir colocada entre los senos y hacia el costado de la tripa.
Si la mamá es de las que siente mucha molestia con el uso habitual del cinturón, exiten algunos complementos como el Besafe Pregnant, una especie de cojín que ayuda a minimizar las molestias y que es denominado coloquialmente como el cinturón de seguridad de las embarazadas.
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