Hubo una época en que tener un Mehari era sinónimo de libertad. Aquello de mi coche y yo, solos, por esas carreteras del mundo… se convirtió en algo más de un mito. Los propietarios de aquel modelo de Citroën se convirtieron en defensores de una forma de vida y estuvieron dispuestos a que sus vehículos les acompañaran en cualquier momento de su cotidianeidad: Bodas, bautizos, comuniones… y safaris
Hasta fiestas psicodélicas, lugar de encuentros amorosos y un coche en el que se pasaba un calor y un frío de antología. Sin ventanas en verano y con ventanas de plástico en invierno… aquello con el Mehari era pura devoción. Aunque pocos nos resistíamos a no soñar con que un día uno fuera nuestro.
Por las carreteras de los pueblos de la vecina Francia aún circula un buen montón de Citroën Meharis en perfectas condiciones. La mayoría de ellos en aquel naranja reventón que tan famoso se hizo. No es poco, porque aquel rebelde y desafiante coche, con una estética más apropiada al mayo del 68 que corría por entonces, se nos ha hecho cincuentón.
En el momento de su lanzamiento se llamó Dyane 6 Mehari y volvió locos a toda una generación de jóvenes que veían en el vehículo, económico, dinámico y con poco gasto en combustible, la estrella de su revolución. Sin embargo, que no nos confundan estas características, que lo cierto es que aquello era un todo terreno en toda regla, que ha sido capaz de gestas en el París-Dakar y ha servido incluso en el ejército francés.
Con todo, ¡feliz cumpleaños, Mehari! Yo sigo queriendo uno.
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