Está en Noruega y es uno de los caminos más estremecedores de Europa, pero hemos de reconocer que la belleza del paisaje a través del cual discurre esta endiablada carretera es condenadamente hermoso. Trollstigen Road es una aventura en sí misma que cualquier automovilista debe acometer con sobredosis de prudencia. Eso sí, la recompensa está asegurada.
Los habitantes de la zona bautizaron este laberíntico recorrido como Trollstinge, o lo que es lo mismo “la escalera de los Trolls”. La nominaron así porque según la leyenda popular este es el camino que utilizan estos seres malvados para acechar a los humanos y hacerlos víctimas de sus canalladas.
La figura del troll en la mitología escandinava ocupa un lugar destacado aunque, si lo que prentendemos en nuestro paseo por Trollstinge Road es avistar uno de ellos, la cosa va a estar complicada.
La verdad es que da igual, porque el recorrido de este paraje natural tiene tantos motivos para mantenernos entusiasmados, ensimismados, encantados y hechizados, que el tema de cazar al troll será algo secundario.
La carretera se ubica en la región de Rauma y conecta la ciudad de Åndalsnes con la zona de Valldal. Se trata de un camino de montaña con una pendiente del 9%, un dato nada desdeñable que, unido a las 11 curvas de 180º que nos encontraremos a lo largo de la ladera, quitarían el hipo al más pintado.
Ocho años de obras les llevó a los noruegos realizar esta proeza a través de este desfiladero, pero finalmente fue inaugurada en 1936. Desde entonces, la mayor parte de la carretera era tan estrecha que prácticamente resultaba imposible el cruce de dos coches que viajaran en sentido contrario.
No obstante y a pesar de que algunos tramos continúan siendo de lo más exiguos, recientemente ha sido rehabilitada, asfaltando de nuevo la zona, añadiendo alguna anchura en ciertos tramos y tomando precauciones contra los desprendimientos.
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