Hace unos días aparecía un estudio en el que se concluía que se ha producido una caída del 90% en el interés de las empresas españolas por incorporar vehículos eléctricos a sus flotas, y señalaba como razón principal los diversos obstáculos que sufre y está sufriendo la implantación definitiva de este tipo de vehículos.
El desencanto que se desprende del estudio no sólo puede apreciarse en España, sino también en Europa, donde las limitaciones de uso a las que están sujetos los vehículos eléctricos también son un hecho.
A día de hoy, el vehículo eléctrico está concebido y entendido para un uso particular y en un entorno urbano, y pierde efectividad como herramienta de trabajo entre otras razones por la escasa autonomía de la batería, así como a la percepción de que no existe una red de talleres lo suficientemente desarrollada que pueda garantizar la reparación de los coches eléctricos en cualquier parte de España.
Los vehículos híbridos convencen un poco más, pero tampoco mucho; y son los de bajo consumo los que mejor acogida tienen en las expectativas de compra de los encuestados, de lo cual se deduce que existe una clara preocupación por el ahorro, más teniendo en cuenta la que está cayendo con el precio del combustible.
La crisis ha propiciado que en muchas empresas se prolongara la vida útil que en cada caso determinan para sus vehículos corporativos. Muchas incluso han preferido optar por un servicio de alquiler de coches a empresas en lugar de renovar flota o para aquellas tareas en las que se hacía necesario disponer de un vehículo, una alternativa eficiente y que puede significar un gran ahorro en función de las necesidades de cada compañía.
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Vía: Coches.com
Imagen: EOI