¡Atascos, embotellamientos, pérdida de tiempo y nervios…! El pan nuestro de cada día para millones de conductores a lo largo y ancho del mundo, que pierden horas sentados frente al volante, quemando combustible y deseando llegar a casa tras una larga jornada laboral. Que se lo pregunten a los habitantes de Madrid o Barcelona; aunque en esta época del año, las inmensas colas de coches se trasladan a los destinos vacacionales, sobre todo las ciudades con playa.
Hasta 6 horas de atasco hemos tenido que padecer en esas terribles operaciones salidas o retorno de vacaciones, tan particulares cada verano. Pues eso no es nada comparado con el que hasta ahora ha sido el mayor atasco del mundo que duró ¡¡11 días!!, y habéis leído bien, en la ciudad de Pekín.
Ocurrió en 2010 y afectó a la nacional 110 y al parecer fueron las obras de acondicionamiento de la infraestructura vial las que propiciaron 100 kilómetros de embotellamiento entre la capital del China y la ciudad de Huai’an.
El mayor atasco de la historia de la automoción, hasta el momento, afectó a una de las carreteras que condensa más tráfico pesado de la potencia asiática emergente y que, además, comunica Pekín con el Tibet. Precisamente el desarrollo de una de las economías emergentes más potentes del mundo fue la causa extraoficial que se esgrimió para tamaño desbarajuste.
Al parecer no existía infraestructura ferroviaria suficiente para el transporte de carbón de las cuencas mineras y como los pedidos debían llegar, se decidió hacerlo en camiones y por carretera; algo absolutamente ilegal y que el gobierno nunca reconoció, pero que mantuvo a miles de vehículos prácticamente atrapados en un atasco de 100 kilómetros y once días.
Quienes hicieron su agosto fueron los vendedores ambulantes, que corrieron a sacar partido de la desgracia ajena y que llegaron a vender los fideos instantáneos o las botellas de agua a 4 veces el precio habitual.
Imagen en CC: Flickr/poeloq