Especial Canarias (III): Parque Nacional de Timanfaya, el paraíso más parecido al infierno

Un paisaje casi lunar, donde la tierra rojiza contrasta con el azul del cielo y nos invade la inquietud de caminar sobre volcanes, sobre cenizas, lava y azufre. El Parque Nacional de Timanfaya es uno de los grandes atractivos de Lanzarote, de indescriptibles paisajes que van más allá de lo que cualquiera pueda imaginar.

El Parque Nacional de Timanfaya es Reserva de la Biosfera y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Cuenta con más de 25 volcanes, como Montaña de Fuego, Montaña Rajada o Caldera del Corazoncillo. Las últimas erupciones tuvieron lugar entre los años 1730 y 1736, y en nuestros días la actividad volcánica aún se aprecia en la zona, pues se llegan a alcanzar temperaturas de hasta 120ºC en la superficie terrestre.

El Parque Nacional de Timanfaya se localiza al suroeste de la isla y ocupa una superficie de unos 50 km². En la web del Ministerio de Medio Ambiente podéis acceder a un plano de Timanfaya donde se señalan los límites y se marcan los puntos relevantes. El mapa dispone de una leyenda con información de interés, por ejemplo la localización de los parkings, gasolineras, miradores, museos o puestos de asistencia médica.

Para llegar hasta el parque puede resultar necesario recurrir a un servicio de alquiler de coches en Lanzarote, tomando la carretera LZ-67 que nos lleva hasta el parque por su extremo oriental. Una vez allí tendremos que dejar el vehículo fuera, pues para recorrer el parque se dispone de un servicio de autobuses, incluidos en el precio de la entrada, en los que una grabación relata al turista los puntos de interés por los que pasa.

Los ecosistemas terrestres que pueden encontrarse en Timanfaya son Conos y hornitos, Mar de lavas, Tabaibal (de gran valor botánico y faunístico), Cultivos, y Playas y Acantilados. Estos ecosistemas pueden agruparse en tres ambientes: Ambiente lavícola, superficie de lavas y cenizas volcánicas emitidas en las erupciones históricas de 1730-36 y 1824; Ambiente de Lavas antiguas, lugares que no quedaron cubiertos por lavas recientes, también denominados “islotes” y Ambiente cavernícola, referido al subsuelo.

En lo que respecta a los ecosistemas marinos, Timanfaya cuenta con diferentes formaciones en su litoral, como los hervideros, impresionantes chorros de agua y espuma que emergen con fuerza de la erosionada roca debido al oleaje; Bajas y Lajas, referidos a piedras que salen del agua, pulidas, erosionadas, horizontales…, o las Playas negras, donde la arena de origen volcánico da lugar a un paisaje único.

En el hábitat volcánico de Timanfaya es posible encontrar 180 especies vegetales como algas, musgos y líquenes que, en muchos casos, han favorecido la aparición de plantas superiores como juncos, cactus o malvarrosas. En cuanto a la fauna, debido a la escasez de agua y al clima subdesértico, únicamente habitan en la zona tres especies de mamíferos, entre ellos el conejo,  y dos de reptiles: el lagarto de Haria y el perenquén rugoso o salamanquesa, los únicos capaces de sobrevivir en este hostil entorno. Aves como el cernícalo común y el alimoche pueden observarse en la zona.

No obstante, el Parque Nacional de Timanfaya puede considerarse fundamentalmente geológico. De los hornitos anteriormente mencionados destaca en conocido como “Manto de la Virgen”. En cuanto a los tubos volcánicos, cabe mencionar el que parte desde el cráter de Montaña Rajada. Sobre los mares de lava, un buen ejemplo lo conforman las lavas pahoe-hoe. Una de las atracciones turísticas que provoca mayor espectación se refiere a los géiseres, pues si se introduce un poco de agua en un agujero es devuelta a la superficie en forma de hirviente vapor, en pocas décimas de segundo.

El Parque Nacional de Timanfaya ofrece tres rutas o itinerarios: la Ruta de los Volcanes, 14 km que nos llevarán a través de los principales edificios volcánicos y a recorrer los campos de piroclastos del Valle de la Tranquilidad para terminar en lo más alto de las Montañas del Fuego; la Ruta de Termesana, paseo de 2 km para contemplar estructuras del vulcanismo reciente y los procesos de colonización por los líquenes; y la Ruta del Litoral, que puede realizarse con guía o por libre, de 9 kilómetros y cierta dificultad por lo abrupto del terreno, en la que puede observarse el proceso de formación de playas, estructuras geomorfológicas, y acantilados. En importante saber que para popder realizar las rutas es necesario solicitar un permiso previo gratuito.

Vía: Red de Parques Nacionales

Imagen: ZonaRestringida; Fotopedia / andres_colmen; Fotolibre / FotoTat