Hablamos del Mercedes 300 SL, uno de los modelos de coches deportivos mitológicos de la historia del automovilismo. Pues una réplica del fastuoso vehículo de los años 50 ha sido destruido por la compañía Daimler AG, la empresa matriz de los famosos automóviles de alta gama Mercedes-Benz.
No, no es que esté prohibida la réplica de coches carísimos ni muchísimo menos, al contrario, resulta más frecuente de lo que podamos imaginar. No obstante, este tipo de recreación de autos ha de contar con los permisos y licencias de los propietarios legales del diseño del que se pretende hacer la replica.
En este caso, los “replicantes” del Mercedes 300 SL no habían adquirido esas autorizaciones, por lo que la propia policía alemana ha sido la encargada de confiscar la réplica del coche y entregársela a la empresa propietaria de la marca para que hiciera con ella lo que creyeran oportuno.
Daimler AG no ha mostrado la más mínima piedad hacia el falso Mercedes 300 SL, que fue considerado como una auténtica obra de arte y catalogado como el Coche Deportivo del Siglo por un jurado internacional en 1999. Con estos precedentes y teniendo en cuenta que el precio de una de estas monería originales supera el millón de dólares, no es de extrañar que el proceso de exterminio haya sido ejemplar.
En primero lugar, los operarios de Mercedes desmontaron el vehículo deportivo falso y acabaron con la carrocería. Para el acto se invitó ex profeso a un buen número de periodistas especializados, que pudieran dar fe de cómo se las gasta la marca con la réplica de coches y servir de advertencia. Ante los ojos de los informadores rompieron el coche en varios pedazos que, posteriormente, acabaron bajo una prensa que los comprimió con treinta toneladas y el sellado de los restos con la declaración de destrucción.
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