De Sepúlveda a las Hoces del Río Duratón, Edad Media y buitres leonados
//= get_the_date() ?>Por pepecar.com
Calles que trepan, empinadas, por los cerros sobre los que se asienta el pueblo de tintes medievales; callejas empedradas, restos de murallas y almenas. Eso es Sepúlveda. Eso, y mucho más, pues la villa se encuentra en las proximidades del Parque Natural de las Hoces del río Duratón, donde el tiempo, a través de los siglos, fue tallando una orografía de cañones y hoces.
Sepúlveda, en Segovia, se presenta como el lugar ideal para hacer una escapada de fin de semana desde Madrid, pues se localiza a tan sólo 130 kilómetros. Para poder recorrer toda la zona con absoluta libertad podemos recurrir al alquiler de coches en Madrid, en caso de no disponer de vehículo propio.
La villa medieval de Sepúlveda se encuentra en el nordeste de la provincia de Segovia. Sus orígenes se remontan al Neolítico. Después estuvo poblado por los celtíberos, quienes edificaron un castro y crearon la primera ciudad. También se han hallado vestigios de presencia visigoda y, finalmente, árabe, antes de la conquista cristiana. Todas estas culturas y civilizaciones se hallan de algún modo representadas en Sepúlveda.
Las calles, las iglesias y los palacetes de la localidad prometen un buen paseo por Sepúlveda, donde destaca su Plaza Mayor, rectangular, parcialmente porticada y presidida por el Palacio del Conde de Sepúlveda. Tras su fuente de piedra y bronce se abre una escalinata que conduce a la iglesia de San Bartolomé, de origen románico.
La iglesia de Santiago, reconvertida en Centro de Interpretación de la Naturaleza del parque natural, la casa de los Arteaga, con blasones a ambos lados del balcón, la casa del Conde de Sepúlveda, con el escudo de armas sostenido por columnas barrocas sobre cariátides, la iglesia de El Salvador o la puerta Ecce-Homo, son otras de las visitas imprescindibles en Sepúlveda.
En las inmediaciones de esta villa medieval se extiende el Parque Natural de las Hoces del Duratón, donde destacan los cañones, las hoces y las oquedades que los dos ríos que rodean Sepúlveda han ido realizando en la piedra caliza a lo largo de los siglos. Desde Sepúlveda son muchas las excursiones que a este parque podemos realizar, para muchas de las cuales necesitaremos el coche, pues se extiende a lo largo de más de 5.000 hectáreas. Por ejemplo, podremos visitar la Cueva de Lóbregas y la Cueva Labrada, realizar una excursión a pie que parte del puente Picazos o conocer la Silla del Caballo.
Visitar la Hoces del Río Duratón merece la pena, no sólo por sus espectaculares vistas y sus paisajes en un entorno natural difícilmente igualable, sino por conocer la Ermita de San Frutos, apreciar el ecosistema de la ribera del río y avistar diversos ejemplares de buitre leonado, el ave rapaz más abundante en el parque, donde convive con alimoches, halcones peregrinos, búhos reales e incluso una pareja de águila real.