Volver a conducir después de un accidente.
¿Quieres volver a conducir después de un accidente? El miedo a conducir es un temor mucho más frecuente de lo que puede pensarse. La conducción implica lidiar con un gran número de estímulos a la vez, y la atención y concentración no pueden perderse en ningún momento, ya que podemos poner en peligro nuestras vidas y las de otras personas.
Si eres de los que piensan: “Sólo de pensar que tengo que coger el coche me pongo nervioso…” o “Seguro que tengo un accidente si conduzco…” te decimos qué puedes hacer para solucionar este miedo.
Debemos decir en primer momento que se trata de una fobia y, por ende, debe tratarse como tal. Empieza por reconocer los síntomas. Debes ver si conducir te produce dolores de cabeza, sudores, mareos, notas las piernas flojas… o notas como si no fueras tú quien conduce o te ves fuera de lugar. ¿O quizá prefieres planear una ruta más larga para evitar según qué tipo de caminos?
Una vez tenemos este paso claro, busca consejo y ayuda a tu doctor. Dile qué sientes en esos casos para que te confirme que tienes una fobia. Posiblemente te recomendará tratamiento con un terapeuta. Además, puedes intentar hablar con alguien que conozcas que haya pasado por un caso similar.
Desde Pepecar te recomendamos que dejes de ser negativo. Piensa en que conducir sólo es peligroso si se hace de manera imprudente. Por lo que debes conducir siendo responsable, con cuidado y centrado.
¡Ya casi estamos listos! Aprender a reducir la tensión al volante es un paso crucial. Si ves que te pasa, acentúa esa tensión voluntariamente y luego suéltala. Repítelo hasta que estés tranquilo y, si ves que no puedes tu solo, pídele ayuda a un especialista.
¿Más tranquilo? El último paso es conducir de manera gradual. Da una vuelta por las calles que conoces, y ves aumentando el tiempo de circulación. Mientras, ves afirmando lo que estás haciendo bien: “estoy conduciendo con cuidado, dentro de la velocidad permitida, de manera segura, puedo ir por el carril derecho para no ir tan rápido…”.
Un último consejo: asegúrate de revisar los retrovisores, pon música relajante, ajusta el asiento y tu posición para estar cómodo y seguro al volante. Estarás más tranquilo y la conducción te será más agradable
¿Sabías que no sólo resulta complicado volver a conducir después de un accidente? Existen muchas personas que sufren estos síntomas.
Los expertos determinan que existen varias causas adicionales como por ejemplo:
-Ser un conductor novato: A veces, en las autoescuelas se pone más énfasis en dar claves para aprobar el examen que en preparar a los alumnos para conducir en situaciones de la vida real. Con la práctica continuada, acabaremos ganando la confianza necesaria para manejar el coche sin miedo. En ocasiones, conductores con experiencia suelen padecer estos síntomas cuando viajan a un país extranjero y no están familiarizados con las carreteras o la forma de conducción del nuevo destino. Con prudencia y tiempo, todo se aprende. No podemos dejar que nuestros pensamientos sean los que nos controlen, y el miedo a algo que no tiene por qué pasar se apodere de nosotros.
-Ser una persona sometida a un gran estrés o propensa a sufrir crisis de ansiedad: En este caso, son circunstancias ajenas a conducir las que desencadenan el miedo cuando, directamente, no existe un vínculo claro entre la ansiedad y el acto de la conducción.
Cuando sufrimos algunos de los síntomas mencionados, lo primero que tenemos que hacer es determinar si esas sensaciones están dentro de la normalidad o interfieren con nuestra vida. Si al cabo del tiempo, no nos abandonan o se presentan con mayor intensidad, probablemente seremos víctimas de Trastorno por Estrés Post-Traumático, la causa más frecuente que desencadena la amaxofobia (o pánico a conducir). En ese caso, necesitaremos recibir ayuda de un profesional. Superar una fobia lleva tiempo y el apoyo de nuestro entorno será muy necesario.
Cuando el miedo no es tan extremo, la práctica continuada de algunos trucos puede ayudarnos a superar la negatividad. Millones de vehículos salen cada día a la carretera y no pasa nada. Incluso si estamos algo asustados, tenemos que retomar nuestras rutinas.
Cuando conduzcamos, debemos evitar las distracciones, el consumo de alcohol, drogas o medicamentos contraindicados. Nos pondremos el cinturón de seguridad. Debemos estar alerta, pero al mismo tiempo tranquilos. Los pensamientos son solo pensamientos, y no realidad. Los ejercicios de control de la respiración nos ayudarán bastante.
Sabemos que haber sufrido o presenciado un accidente puede hacer que las víctimas revivan el suceso cada vez que se montan en el coche, y que plantearse el volver a conducir después de un accidente les haga revivir el trauma e intenten evitar conducir a toda consta, pero con fuerza de voluntad, volver a conducir después de un accidente será posible 🙂
¡No intentes evitar el coche! Enfrentarte al miedo es la mejor manera de vencerlo. Acomódate en el sillón, familiarízate con las partes del coche, y pasa de viajes cortos a otros cada vez más largos; velocidades lentas… Verás cómo todo vuelve a la normalidad. ¡Ánimo, que tú puedes!