Os ofrecemos hoy un nuevo capítulo de nuestra serie Diagnóstico de Averías, y en esta ocasión nos centraremos en detectar cuál es el motivo por el que nuestro coche tiene comportamientos extraños cuando está en movimiento. Con el tiempo, diferentes elementos de nuestro vehículo se desgastan o desequilibran, y eso provoca que no responda correctamente.
Si nuestro coche tira hacia un lado, antes de nada comprobaremos que la presión de los neumáticos sea la adecuada y que el desgaste de las gomas no presente irregularidades. También nos aseguraremos de si las ruedas están desalineadas.
En caso de que lo anterior no sea la causa, puede que se deba a un defecto en el mecanismo de ajuste automático de los frenos traseros, a la presencia de aceite, agua o líquido de frenos en los forros, o a que el cilindro o las pinzas de rueda estén agarrotados.
Si el coche se desvía, también puede deberse a una incorrecta presión de los neumáticos, o a que hayan sufrido un desgaste irregular. Comprobaremos si la orientación de las ruedas es correcta, si los muelles o amortiguadores presentan defectos y que las juntas de suspensión estén en buen estado. Otro motivo puede ser por una carga descompensada, lo cual tiene fácil solución.
Cuando ocurre que el coche se inclina excesivamente en las curvas también puede deberse a un amortiguador defectuoso o a una carga desigual en la baca. Otro motivo puede ser que el muelle delantero o trasero esté roto o no tenga la suficiente firmeza.
En ocasiones nos percatamos de que nuestro vehículo ofrece una conducción brusca o demasiado dura. Puede deberse a un defecto en los amortiguadores o a una mala presión de los neumáticos, mientras que si lo que notamos son vibraciones al conducir, conviene revisar que las tuercas de las ruedas no estén flojas, que las ruedas estén equilibradas y que los amortiguadores funcionen correctamente.
Vía: Racing Webcindario