La ola de frío siberiano que ha azotado a toda Europa ha dejado su huella en más de un automóvil y nos ha obligado a reflexionar sobre la necesidad de tener a punto los fluidos que cuidan el buen funcionamiento del motor de nuestro vehículo.
Es el caso del líquido anticongelante-refrigerante que, con mayor o menor asiduidad rellenamos, pero que pocas veces nos preguntamos acerca de la conveniencia de la operación de cambio total. Un procedimiento sencillo y barato que en muchas ocasiones puede llegar a salvarnos de costosas reparaciones.
El mercado actual pone a disposición del usuario una amplísima gama de líquidos que protegerán el radiador de nuestro coche, tanto de las inclemencias del frío como de las altas temperaturas. En este sentido, por un precio que ronda los 10€ ya podemos disponer de algunos anticongelantes que soportan hasta los 18º bajo cero.
La mayoría de los fabricantes aconsejan el cambio total del líquido anticongelante cada 2 años ó 45.0000 kilómetros, para evitar que el fluido pierda capacidades de anticorrosión.
La operación de cambio es muy sencilla, aunque está considerada como un ejercicio del mantenimiento del vehículo que debe ser realizado en el taller y por profesionales. De todos modos, básicamente consiste en estacionar el vehículo en un lugar seguro, permitir que el motor enfríe, usar un recipiente para recoger el líquido usado, quitar la tapa del radiador, abrir la válvula de drenaje y dejar vaciar.
Posteriormente volveremos a cerrar la válvula y llenaremos con líquido nuevo, si bien tendremos que tener en cuenta que resulta de suma importancia la purga para evitar bolsas de aire. Ojo con niños y mascotas cerca, el líquido es muy venenoso; y llevar el usado a puntos de recogida para no dañar el medio ambiente.
Imagen en Creative Commons or Public Domain: Flickr/EvelynGiggles