Sabemos que un coche es un gasto, y mucho. A los elevados precios del combustible, la cuota del seguro, impuestos y tasas varias, hay que añadir el gasto de mantenimiento, porque un coche está llenito de piezas, y como falle una…
Hace unos días os hablábamos de si era rentable adquirir recambios de marca blanca. Sin embargo, no siempre hay por qué comprar las piezas nuevas, y es por eso que mucha gente acude al desguace en busca de repuestos. Pero, ¿Sabemos realmente comprar en uno de estos lugares? ¿Y qué piezas merecen la pena y cuanto nos ahorramos?
Los desguaces se componen de dos espacios: la zona de campa y la nave. En la primera de ellas se localizan los vehículos de reciente llegada, organizados por marcas, que se amontonan a la espera de que los trabajadores del desguace los despiecen y cataloguen y descontaminen las piezas que pasarán a agruparse ya en interior, dentro de la nave y protegidas de las inclemencias del tiempo.
Si lo que quieres es buscar recambios entre los vehículos que se amontonan en el exterior, debes saber que tendrás que localizar la pieza y desmontarla por tus propios medios, por lo que lleva una caja de herramientas y utiliza ropa de trabajo y guantes gruesos. En este punto debes tener en cuenta que las piezas aún no han pasado una fase de control, por lo que si no entiendes de coches busca alguien para que te acompañe que pueda ayudarte. Una vez que encuentres el recambio que necesitas te lo cobrarán a la salida.
Sin embargo, puedes no arriesgarte tanto y encontrar las piezas certificadas, que los operarios ya han clasificado y revisado. Las naves de los desguaces son como enormes supermercados en los que es posible encontrar casi cualquier cosa. Aún así, por lo general te darán un plazo de tres meses de garantía por si la pieza no funciona correctamente.
En cuanto a los repuestos que sale rentable adquirir, aquel en el que nos ahorraremos una mayor cantidad de dinero es el motor. Nuevo puede rondar los 6.000 euros, mientras que en un desguace no llagará a 1.000 euros. Hasta cuatro veces menos nos costará el paragolpes, cierto que seguramente tendrás que pintarlo pero para pasar la ITV te valdrá. Las lunas y lunetas también son una opción interesante, ya que nuevas cuestan dos veces más. El tren trasero, siempre y cuando el coche que nos da el recambio nos haya sufrido un golpe, es una buena opción, ya que nuevo cuesta unas nueve veces más. Con los retrovisores y otras piezas menores también podemos ahorrarnos un buen dinero.
Entre los elementos que es mejor mirar con lupa antes de comprarlos en un desguace se encuentran piezas como el turbo, ya que debes comprobar que las aspas de la turbina estén en perfecto estado. En cuanto al amortiguador, la diferencia entre nuevo y usado viene a ser de unos 30, y teniendo en cuenta que se trata de un elemento que influye en la estabilidad del vehículo, conviene pensarlo bien. En todo caso, es recomendable adquirirlo en la nave, pero si está en la campa descártalo.
Entre las piezas que recomendamos comprar nuevas se encuentran los neumáticos, pues ya hemos hablado en varias ocasiones de la importancia del buen estado de los neumáticos. Aunque en la nave los encontremos con la profundidad de dibujo reglamentaria, no podemos tener la certeza ni de la fecha de fabricación ni del estado de los mismos, de modo que, aunque sean mucho más caros, ponlos nuevos. Tampoco conviene adquirir de segunda mano pastillas o discos, pues son elementos que no ofrecen garantía de buen funcionamiento.
Vía: Autobild
Imagen: Flickr / Daquella manera