¿Qué visitar en La Alberca? ¡Te lo contamos!
La Alberca es un bello pueblo de la provincia de Salamanca que parece detenido en el tiempo, pues sus calles se dibujan a partir de casas realizadas en piedra y madera, una arquitectura popular que viene a integrarse en el hermoso paisaje en que se enclava. Vestigios de las culturas judaica, islámica y cristiana se funden en esta villa, cuyo nombre procede del árabe y significa estanque o acequia, pues es de ellos de quiénes sus habitantes han heredado las técnicas de canalización y aprovechamiento del agua.
Visitar La Alberca se perfila como una estupenda opción de turismo rural, para todos aquellos que pasen unos días visitando la capital salmantina. Después de unos días disfrutando de sus monumentos, su gastronomía y su ambiente universitario, acercarse hasta La Alberca supondrá una auténtica fusión con la tranquilidad, la historia y la naturaleza.
Desde Salamanca, a La Alberca se llega a través de la carretera CL-512 y desviándonos más adelante por la SA-210. La distancia entre ambos lugares es de 76 kilómetros y para llegar hasta allí es recomendable alquilar un coche si no contamos con un vehículo propio. Este pequeño pueblo fue el primero en ser declarado Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1940, gracias en parte a sus laberínticas calles, sus casitas de piedra, sus balcones de madera llenos de flores, y sus bellas plazas y fuentes.
Su Plaza Mayor se rodea de soportales y columnas de granito y madera. Entre su patrimonio arquitectónico destaca la Iglesia de Nuestra Señora Asunción de María, del siglo XVIII, a la que se accede recorriendo estrechas y empinadas callejuelas que aún conservan ecos de su pasado multicultural. Muchas de sus casas y edificaciones son de estilo medieval, por lo que durante nuestra estancia parecerá que hemos viajado a otro tiempo.
Pero al turista que visite La Alberca aún le queda una sorpresa: que no se asuste si, al doblar una esquina, se topa de bruces con un enorme cerdo que le mira fijamente. Se trata del cerdo de San Antón, que campa a sus anchas por las calles del pueblo acorde a como manda la curiosa tradición. El animal es alimentado durante todo el año por vecinos y turistas, y se sortea el día 17 de enero entre todos aquellos que posean participaciones, que se pueden adquirir en varios de los establecimientos de la localidad.